MI AVENTURA DE SER DOCENTE

Relatar como percibo mi quehacer docente diario, y que es lo que hago cuando salgo de mi casa todos los días a cumplir una jornada diaria de aquello que me ocupa y que forma parte de mi vida , no se me había ocurrido. Porque como todos los que hemos elegido involucrarnos en la docencia no nos detenemos a analizar el qué o el porqué, simplemente trabajamos y seguiremos trabajando con los jóvenes que esperan de nosotros algo más que la figura de un maestro que exige respeto, que encarga tareas y que les asigna un número bimestralmente que a veces no es lo que el espera.

Además de mi función directiva, tengo la suerte de impartir clases de Literatura, con grupos numerosos (entre 40 y 50 alumnos) pero que no me impide entablar una comunicación para transmitirles el gusto que tengo por una materia que no es mi perfil, pero que a través de los años he llegado a dominarla porque me agrada enormemente, y mi mayor logro ha sido transmitirlo a mis alumnos.

Como todos mis compañeros maestros, encargo tareas, hago recomendaciones, llamadas de atención, me exaspero con los inquietos, me desvelo con las revisiones de trabajos, pero si puedo decir que doy clases porque me gusta hacerlo. Como Directora podría no estar frente a grupo, no hay ingreso extra por ello, pero siempre he dicho que por eso perdemos la sensibilidad docente, y nos volvemos meramente administrativos porque no tenemos el contacto con los jóvenes, aquel que solo se da en el salón de clases donde estamos a la par de nuestros maestros y comprendemos un poco más su compromiso escolar.

A estas alturas de mi desempeño se que quiero involucrarme más en las competencias que los jóvenes de este nuevo siglo necesitan, que tengo que planificar más mis clases, adaptarme a los nuevos tiempos y que nunca será tarde para seguir aprendiendo.

Un saludo fraternal para todos desde Gutiérrez Zamora Ver.: Isabel Sánchez Lima